lunes, 30 de junio de 2008

Sencillez


Allí estaba yo. En el parque cerca de tu casa. Esperando con ansias tu llegada.

Mientras esperaba por ti, disfrutaba del cielo. Azul como nunca y nubes blancas con formas inigualables.

Los árboles con un verde sin igual. Flores de todos los colores.

Una flor muy especial escogí para ti.

Llegaste y te di la flor que simbolizaba mi forma sencilla de ser pero con un sentimiento inmenso.

Caminamos por ese parque, lleno de magia, de dicha y felicidad.

Agarrados de mano, comentando que eras lo mejor que me había pasado y que siempre contarías conmigo.

Pasamos cerca de unos ancianos que se veía que se amaban como desde el primer día en que se conocieron.

Yo sabía que íbamos a estar el resto de nuestras vidas. Y que ese lugar lo ocuparíamos nosotros…

Cuarenta años después te lleve al mismo parque y ahora era una pareja de jóvenes los que nos veían como nosotros vimos aquellos ancianos que se amaban como desde el primer día que se conocieron…


La sencillez de nuestras vidas nos permite estar siempre cerca de las personas que nos importan, que nos aman…



miércoles, 4 de junio de 2008

Caminando


Iba hacia tu casa con mucho entusiasmo y una cara radiante para demostrarte que te amaría por siempre…

Algo me decía que no me rechazarías, que me ibas a escuchar y comprender que yo era la persona indicada para ti.

¡Te llevaba flores! Algo que la verdad pensé que no haría, pero yo sabía que te gustarían, eran rojas como el color que se me pone la cara al verte…

La vía se me hacia larga, me sentía el único ser caminando sobre la tierra y que tocaría la puerta en la que esperaría una diosa, mi diosa.

Me recibiría con un beso celestial digno de ser grabado en mis recuerdos.

Un abrazo como nunca se ha dado.

Y una mirada directa en la que tus dulces labios soltarían la mejor frase que pueda existir.

Toqué.

Toqué.

Y toqué hasta romper mis nudillos contra la puerta.

Nadie me abrió…